Las emociones son una parte fundamental de la experiencia humana, pero en el campo de la sociología, no se entienden simplemente como reacciones personales o psicológicas. La Sociología de las Emociones va más allá de la superficie de los sentimientos y examina cómo las emociones están profundamente interconectadas con los contextos sociales en los que vivimos. Esta disciplina se ocupa de entender las emociones no solo como respuestas internas a estímulos, sino como elementos que influyen, modelan y son modelados por las relaciones sociales y las estructuras culturales.

Diferenciando las emociones de los sentimientos y otros estados
En primer lugar, es importante distinguir entre los términos relacionados con las emociones, como los sentimientos, los afectos, los estados de ánimo y los sentimientos. Los sentimientos son más amplios y abarcan tanto las respuestas físicas, como el hambre o la fatiga, como las emociones. Los afectos son evaluaciones de lo que nos rodea, ya sea algo que nos gusta o disgusta, y pueden tener diferentes grados de intensidad. Por otro lado, las emociones son formas culturalmente estructuradas de estos sentimientos o afectos, que están ligadas a eventos o situaciones específicas y tienen un fuerte componente social.
En cuanto a los estados de ánimo, estos son más estables, menos intensos y menos ligados a un evento puntual que las emociones. Los sociólogos tienden a concentrarse más en las emociones que en los estados de ánimo, ya que las primeras son vistas como reacciones más viscerales y visibles ante situaciones sociales, mientras que los estados de ánimo tienden a ser más privados y prolongados.


Los sentimientos, según el sociólogo Gordon, son “patrones de construcción social” que se vinculan con relaciones sociales duraderas, como el amor, la lealtad, la amistad o el patriotismo. Son respuestas que surgen de interacciones sociales continuas, y no solo de situaciones puntuales, como las emociones.
Las emociones como productos culturales
Lo interesante de la sociología de las emociones es que no se limita a estudiar las emociones como fenómenos individuales, sino que las ve como parte integral de los procesos sociales. Las emociones están vinculadas a situaciones sociales, y son tanto el resultado de interacciones sociales como los motores que impulsan más interacciones. Como ejemplo, el sociólogo Scherer y sus colegas realizaron una investigación en ocho países europeos, en la cual identificaron patrones transculturales en cómo se provocan emociones en diferentes contextos sociales. Descubrieron que la alegría suele surgir después de interacciones con amigos o logros, mientras que la tristeza se experimenta a raíz de pérdidas o problemas interpersonales. De manera similar, emociones como el miedo y la ira están relacionadas con situaciones que amenazan el bienestar o el status social de las personas.

La teoría del control de Heise
Uno de los enfoques más influyentes en la sociología de las emociones es la Teoría del Control de Heise. Heise se enfocó en la importancia de los afectos dentro de las interacciones sociales. Según esta teoría, las emociones no son reacciones aisladas, sino que están entrelazadas con la interacción simbólica entre individuos y grupos. Los afectos juegan un papel fundamental en la forma en que interpretamos los significados de las situaciones y las relaciones. Por ejemplo, en una situación social, no solo interpretamos lo que está sucediendo, sino que también evaluamos si esa situación es buena o mala, si tiene una intensidad fuerte o débil, o si nos genera actividad o calma.
A través de este marco, Heise destaca que las emociones son fundamentales para construir y mantener relaciones sociales. Las emociones nos guían a través de la interpretación de lo que los otros esperan de nosotros y cómo nos ajustamos a esos requerimientos. Este análisis de las emociones también resalta cómo los significados de las emociones están condicionados culturalmente: no todas las emociones se experimentan de la misma manera en todas las culturas o contextos sociales.
Emociones como motivadores de conducta
Una de las preguntas más interesantes dentro de la sociología de las emociones es cómo estas impulsan conductas. ¿Cómo influyen las emociones en nuestra toma de decisiones o en la forma en que nos comportamos? Aunque las emociones son generalmente vistas como respuestas a eventos o situaciones, también se entienden como motivadores poderosos de la acción. Un área clave de estudio es la “emoción de rol”, donde emociones como la vergüenza, la culpa y la pena motivan a los individuos a comportarse de acuerdo con las normas sociales y a evitar conductas que sean vistas como inapropiadas. Estas emociones reflexivas ayudan a las personas a regular su comportamiento de manera que sean aceptadas dentro de su grupo social.

Por otro lado, las “emociones empáticas” son aquellas que surgen cuando nos ponemos en el lugar del otro y sentimos lo que esa persona siente. Emociones como la simpatía, la empatía o la lástima motivan conductas altruistas o prosociales. En este sentido, las emociones no solo sirven para regular el comportamiento personal, sino también para fortalecer las conexiones sociales y fomentar el apoyo mutuo dentro de la sociedad.
La importancia de la sociología de las emociones en el análisis social
La sociología de las emociones ofrece una lente única a través de la cual se pueden entender las dinámicas sociales. Al considerar las emociones como elementos que no solo son individuales, sino también colectivos y culturales, esta disciplina subraya cómo nuestras emociones están constantemente modeladas por las interacciones sociales, las expectativas culturales y los contextos históricos.
Además, al analizar las emociones como motivadoras de comportamiento, podemos entender mejor cómo las sociedades establecen normas, cómo las personas se ajustan a esas normas y cómo las emociones se convierten en fuerzas poderosas para el cambio social. La emoción, entonces, no es solo una respuesta a un estímulo, sino una herramienta fundamental para la creación y mantenimiento de los lazos sociales y la cohesión dentro de la sociedad.


Conclusión
En resumen, la sociología de las emociones nos ayuda a comprender cómo las emociones no solo son reacciones individuales, sino fenómenos profundamente sociales que influencian las relaciones, las conductas y las estructuras culturales. A través de su estudio, podemos observar cómo las emociones son tanto producto de las interacciones sociales como fuerzas que las transforman. Desde la alegría compartida en una celebración social hasta la vergüenza que regula nuestras conductas, las emociones son fundamentales para comprender la sociedad en su conjunto.
Bibliografía
- Thoits, P. A. (1989). The Sociology of Emotions. Annual Review of Sociology, 15, 317-342.
- Heise, D. R. (1979). Understanding Events: Affect and the Construction of Social Action. Cambridge: Cambridge University Press.
- (Eds.), Social Psychology: Sociological Perspectives (pp. 562-592). New York: Basic Books.
- Heise, D. R. (1986). Modeling Symbolic Interaction. In S. Lindenberg, J. S. Coleman, & S. Nowak (Eds.), Approaches to Sociological Theory (pp. 291-309). New York: Russell Sage Foundation.
- Kemper, T. D. (1978). A Social Interactional Theory of Emotions. New York: Wiley.
Cómo citar este artículo: González, A. (2025). La Sociología de las Emociones. https://aliciaglz.com/
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