Las metáforas no solo nos ayudan a entender el mundo: lo moldean. Cuando hablamos de “la patria como madre” o del “Estado paternalista”, no estamos simplemente usando imágenes poéticas. Estamos construyendo y reforzando modelos simbólicos que organizan jerarquías, deberes y afectos en la vida política. En esta segunda entrega, exploramos cómo las metáforas familiares —especialmente las que equiparan Estado y familia— configuran estructuras de poder y moldean nuestras expectativas sobre la autoridad, la obediencia y la justicia.
La familia como modelo del orden político
Desde tiempos antiguos, la familia ha sido el molde simbólico por excelencia para pensar el poder político. Aristóteles, en su Política, ya equiparaba la organización del hogar con la del Estado, con el padre como figura de autoridad natural. Esta analogía fue retomada y amplificada en la Edad Media y en la modernidad temprana, especialmente en el pensamiento absolutista, donde el rey era visto como “padre del pueblo”.
Thomas Hobbes, en Leviatán (1651), si bien construye una visión contractualista del Estado, no deja de usar metáforas orgánicas y familiares para describir el cuerpo político. El soberano es el alma que da unidad al cuerpo social, y su autoridad se justifica en la necesidad de proteger y ordenar, como un padre con sus hijos.



En esta tradición, la metáfora de la familia sirve para justificar la autoridad, naturalizar la obediencia y organizar afectos colectivos: amor, lealtad, respeto. Así, la política se vuelve un asunto emocional, no solo racional.
Lakoff: la familia moral como mapa ideológico
Uno de los autores contemporáneos que más ha explorado esta idea es George Lakoff, lingüista cognitivo, en su libro Moral Politics (1996). Allí propone que las ideologías políticas se basan en modelos familiares internalizados:
- Para el pensamiento conservador, el modelo dominante es el de la familia estricta (strict father model), donde el padre es la figura central, la autoridad es indiscutible, y los castigos son necesarios para el desarrollo moral. Desde esta lógica, el Estado debe castigar a los “vagos”, premiar a los “responsables” y garantizar el orden.
- Para el pensamiento progresista, en cambio, el modelo es el de la familia solidaria (nurturant parent model), donde el cuidado, la empatía y la cooperación guían la educación y la acción del Estado. Aquí, el gobierno se concibe como un garante de oportunidades y bienestar, no como un juez.


Estas metáforas no solo estructuran el discurso político, sino también las emociones y juicios morales de los ciudadanos. Cuando un político dice que “hay que disciplinar a los que abusan del sistema” o que “hay que cuidar a los más vulnerables como a nuestros hijos”, está activando estos marcos familiares.
El Estado paternalista y la política del cuidado
El concepto de “Estado paternalista” ha sido central en debates contemporáneos sobre el papel del gobierno. En sociología política, se ha discutido ampliamente si el Estado debe “proteger” a los ciudadanos incluso de sí mismos, como lo haría un padre. Esta metáfora, sin embargo, ha sido duramente criticada por autores como Michel Foucault, quien en su análisis del biopoder mostró cómo el Estado moderno gestiona la vida de los cuerpos no solo mediante leyes, sino a través del cuidado, la disciplina y la regulación de la salud, la educación y la sexualidad.
Desde esta perspectiva, el “padre” ya no es solo el soberano que impone, sino también el gestor que vigila, cuida y administra. En este marco, la metáfora del Estado como familia se transforma en una maquinaria simbólica más sutil, pero igual de poderosa.
Metáforas del poder en la sociología clásica
Autores como Max Weber comprendieron que el poder necesita no solo fuerza, sino legitimidad. La legitimidad, en gran medida, se construye mediante metáforas que hacen “natural” el dominio. En sus tipos ideales de autoridad (tradicional, carismática, legal-racional), Weber reconoce cómo las creencias colectivas sobre el orden se sostienen en narrativas y símbolos. En el caso de la autoridad tradicional, por ejemplo, la metáfora familiar es esencial: se obedece al rey o al patriarca porque “siempre ha sido así”, como en una familia.
Sigmund Freud, desde la psicología, contribuye a esta visión con su idea del complejo de Edipo. En El porvenir de una ilusión, Freud sugiere que la religión y la política comparten un núcleo psíquico: la necesidad de una figura paterna protectora. Así, el líder político puede funcionar como un sustituto simbólico del padre, proyectando seguridad, orden y protección.


Nación, hogar y género
Otra dimensión clave en estas metáforas es el género. La patria es “madre”, el gobierno es “padre”, el pueblo es “infantil” o “femenino” en muchos discursos políticos. Estas metáforas no son neutras: refuerzan roles tradicionales y naturalizan relaciones de poder. Feministas como Carol Pateman o Judith Butler han mostrado cómo el contrato social moderno excluyó a las mujeres al construir lo político sobre lo doméstico, y cómo la nación como familia ha servido para justificar exclusiones, jerarquías y violencias.
Metáforas que definen lo posible
Hablar del Estado como una familia no es solo una forma de ilustrar la política: es una manera de delimitar lo posible. Estas metáforas configuran nuestras expectativas: qué puede hacer un gobernante, cómo deben comportarse los ciudadanos, qué tipo de conflictos son legítimos. Y lo hacen a través de imágenes profundamente arraigadas en nuestra experiencia cotidiana.
En un tiempo en que se discute el rol del Estado, la redistribución, la seguridad o los derechos sociales, revisar críticamente estas metáforas es una tarea urgente. ¿Queremos un Estado que “castigue” como un padre severo o uno que “cuide” como una comunidad solidaria? ¿Podemos pensar en nuevas metáforas políticas que escapen a los modelos patriarcales y jerárquicos?
En la próxima y última entrega, exploraremos cómo las metáforas de la guerra, la limpieza, el renacimiento o el viaje son usadas estratégicamente en campañas políticas, discursos de crisis y transformaciones sociales. Porque, al final, quien domina la metáfora, domina el sentido.
Bibliografía
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- Castoriadis, C. (1997). The Imaginary Institution of Society. MIT Press. (Original publicado en 1975).
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- Turner, V. (1969). The Ritual Process: Structure and Anti-Structure. Aldine Transaction.
- Weber, M. (1922). Economía y sociedad. Mohr Siebeck. (Edición utilizada: Weber, M. (1992). Economía y sociedad. Fondo de Cultura Económica, trad. José Medina Echavarría).
Cómo citar este artículo: González, A. (2025). El Estado como padre, la nación como familia: metáforas que organizan el poder (Parte 2/3). https://aliciaglz.com/
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