Erving Goffman y las estrategias para reparar una metida de pata pública

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Erving Goffman y las estrategias para reparar una metida de pata pública

¿Qué pasa cuando alguien se equivoca en público? ¿Cómo reacciona una persona cuando ha hecho algo que rompe con lo que la sociedad considera aceptable? ¿Y qué hace para arreglarlo? Estas son algunas de las preguntas que el sociólogo canadiense Erving Goffman trató de responder en su libro Relations in Public (1971), donde analiza lo que él llama “estrategias remediales”.

Goffman es muy conocido por su trabajo sobre la interacción social, y particularmente por cómo las personas cuidan su imagen en público. Su teoría del “orden de interacción” propone que la vida social es como una especie de obra de teatro: todos actuamos frente a los demás, usando una “fachada” para presentarnos de cierta manera. Pero claro, a veces cometemos errores —nos salimos del guión, por así decirlo— y es entonces cuando entra en juego lo que él llama “trabajo remedial”.

¿Qué es el trabajo remedial?

Según Goffman, cuando alguien rompe una norma social (aunque sea algo pequeño como interrumpir a otro, o algo más serio como insultar o mentir), esa persona puede llevar a cabo una serie de acciones para reparar el daño. El objetivo no es tanto ser perdonado, sino ser aceptado nuevamente dentro del grupo. Es decir, lo importante es volver a alinear nuestra imagen con los valores compartidos de la comunidad.

Este proceso tiene un componente simbólico muy fuerte: no se trata solo de decir “perdón”, sino de hacer un gesto público de reconocimiento de que algo se rompió y de que queremos arreglarlo. Goffman identifica tres tipos principales de estrategias para esto: el relato (account), la disculpa (apology) y la petición (request).

1. Relato: “No fue mi culpa”

El relato es una explicación que intenta cambiar la interpretación de lo ocurrido. Puede incluir cosas como negar que el hecho haya sucedido (“yo no dije eso”), o admitir que sí pasó pero que la persona no es responsable (“no sabía que estaba mal”, “fue un accidente”, “me malinterpretaron”). También puede tratarse de justificar la acción por circunstancias externas (“estaba estresado”, “actué bajo presión”).

Este tipo de estrategia busca minimizar la percepción de daño o culpa, y muchas veces es el primer recurso que se utiliza.

2. Disculpa: “Me equivoqué, lo siento”

La disculpa es más directa y fuerte: aquí la persona acepta que hizo algo mal. Lo interesante es que, según Goffman, al disculparse uno se divide en dos: una parte reconoce el error y se hace responsable, pero otra parte se alinea con la sociedad y con quienes están juzgando el acto. Es como si dijéramos: “Sí, lo que hice estuvo mal, y estoy de acuerdo en que debe reprocharse. Yo mismo me sumo a ese juicio”.

Esta estrategia no solo reconoce el daño, sino que también reafirma las reglas sociales que se rompieron. Es una forma de reinsertarse en el grupo mostrando que uno entiende y respeta las normas.

3. Petición: “¿Puedo decirte algo personal?”

La tercera estrategia ocurre antes del posible daño. Es una forma preventiva de protegerse. Por ejemplo, si alguien va a hacer una pregunta muy personal, puede antes pedir permiso (“¿Puedo hacerte una pregunta algo delicada?”). De esta forma, la otra persona acepta el acto antes de que ocurra, y si luego hay una molestia, ya hay un “acuerdo tácito” de por medio.

Goffman nota que estas estrategias no solo ocurren entre individuos, sino también en contextos públicos y organizacionales. Las empresas, políticos o celebridades también usan este tipo de remedios cuando están envueltos en escándalos o controversias. Lo hacen no solo para limpiar su imagen, sino para mostrar que siguen comprometidos con los valores de la sociedad.

Dos niveles del trabajo remedial

Goffman distingue dos dimensiones en estos actos de reparación: una restitutiva, donde se ofrece alguna forma de compensación (como pagar un daño o hacer un gesto concreto), y otra ritual, que es la más simbólica y quizás más importante. En esta última, el objetivo es reafirmar públicamente las reglas que se violaron y mostrar que se siguen aceptando. Así se restablece el “orden” social.

Este punto es clave. No se trata solo de que te perdonen, sino de reconstruir el vínculo con la comunidad. Como dice el teórico Keith Michael Hearit, la meta no es simplemente disculparse, sino restaurar una “relación social basada en la imagen”. O sea: hacer que los otros vuelvan a verte como alguien confiable, respetable, parte del grupo.

¿Y por qué importa esto?

Porque todos, en algún momento, vamos a cometer un error social. Y saber cómo funciona este tipo de “rituales de reparación” puede ayudarnos a manejarlos mejor. También es útil para entender cómo operan las disculpas públicas, los escándalos mediáticos o las crisis de reputación. ¿Se están disculpando de verdad o solo están haciendo “control de daños”? ¿Están reconociendo la norma rota o solo se están justificando?

Goffman nos recuerda que la vida social es delicada, y que mantenerla en equilibrio requiere mucho trabajo simbólico. Cuando alguien rompe una regla, no basta con ignorarlo: hace falta reparar la escena. Y para eso, tenemos estrategias, rituales y formas de decir —con palabras o con gestos—: “sí, me equivoqué, pero todavía soy uno de ustedes”.

Bibliografía

  • Goffman, E. (1971). Relations in public (1st ed.). Allen Lane The Penguin Press.

Cómo citar este artículo: González, A. (2025). Erving Goffman y las estrategias para reparar una metida de pata pública. https://aliciaglz.com/

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